La pila de hidrógeno es una batería, igual que las de litio, pero la principal diferencia es que no necesita electricidad, sino que recarga mediante tanques de hidrógeno a alta presión que mezclan dicho gas con oxígeno para generar la propulsión del vehículo.
Para conseguirlo, es necesario que en la pila tenga lugar un proceso electroquímico a base de mezclar oxígeno e hidrógeno que genere energía eléctrica, además de agua, al disociarse cada molécula, en la “pila”, en dos iones positivos (H+) y dos electrones. Los iones se combinan con oxígeno para dar lugar a moléculas de agua, que es el residuo que nos queda gracias a esta tecnología, y los electrones se almacenarán en las baterías para ir nutriendo el motor.
Por tanto, de esto se desprende que un auto de pila de combustible es, en realidad, un auto eléctrico. Lo que sucede es que es un auto eléctrico de autonomía extendida gracias al depósito de hidrógeno y a la reacción química que da como resultado agua, por un lado, y electricidad por otro.
Para explicar este complejo proceso, lo mejor es que los veamos a través de un pequeño resumen:
- El hidrógeno almacenado en los tanques abastece la pila de combustible.
- Se inyecta aire (oxígeno) a las celdas de combustible que conforman la pila.
- La reacción del oxígeno del aire y el hidrógeno almacenado dentro de las celdas genera tanto electricidad como agua.
- La electricidad producida alimenta la batería, la cual a su vez abastece al motor.
- El agua sobrante se expulsa mediante el sistema de escape.
El hecho de que este tipo de vehículos solo desprendan agua por el tubo de escape es una de sus principales diferencias con respecto al resto de autos, así como uno de sus mayores atractivos. Y es que esta clase de vehículos viaja siempre con cero emisiones. El único “resultante” de la reacción es vapor de agua, que será expulsado por el tubo escape, el cual en estos vehículos está fabricado, además, de plástico, reduciendo su peso y evitando la corrosión. Esta tecnología es más eficiente desde el punto de vista energético que los motores de combustión interna y no emite CO2ni contaminantes al funcionar, lo cual lo hace muy interesante para el futuro, ¿no?
Sin embargo, y pese a que en un principio no podríamos ponerle ningún “pero” a este tipo de propulsión, lo cierto es que también tiene sus sombras.
El principal escollo que ven los científicos en este tipo de vehículos reside en que, aunque su consumo sí que es respetuoso con el medio ambiente, su producción no lo es tanto. Es decir, el punto negro de estos autos se localiza en cómo se obtienen estas pilas y de dónde sale el hidrógeno, pues este se produce masivamente a partir de combustibles fósiles mediante un proceso reformador de gas natural del que se desprende muchísimo CO2. En otras palabras, la contaminación que no sale por los tubos de escape de estos vehículos sale por las chimeneas de las plantas hidrogeneras. Por tanto, estaríamos trasladando el problema de un lugar a otro.
La alternativa al gas sería, siempre según los expertos, emplear energías renovables, como la eólica y la fotovoltaica, para producir hidrógeno a partir de agua. Sin embargo, actualmente esto es impensable, pues se trata de un proceso muy costoso, lo que encarecería muchísimo este tipo de combustible y nadie compraría autos de hidrógeno. Y es que el objetivo de conseguir que estos autos se hagan un lugar en el mercado, no se conseguirá solamente con el argumento de que son completamente ecológicos, además, tienen que tener un precio competitivo.
No obstante, y pese a esta circunstancia, los expertos reconocen que los autos de hidrógeno siguen siendo más limpios que los de diésel y gasolina. Su uso en grandes ciudades las libraría de las enormes emisiones de CO2 que produce el tráfico actual, un problema evidente en urbes como Santiago.
No hay manera segura de saber cuál será el mejor tipo de auto, pero desde nuestra infografía te enseñamos cómo creemos que será el coche del futuro.